Durante la crisis de 2001, Mónica Díaz abrió un comedor para ayudar a la gente de su barrio, desde entonces y hace casi 20 años, todas las semanas los días martes y jueves, niños y niñas (y ahora hasta adultos) se acercan a recibir un plato de comida caliente.
Ahí, en el comedor “Padre por los hijos” sobre la calle Manuela Pedraza 3443, en Lomas de Zamora la realidad de un país con una deuda gigante se puede ver en el rostro de quienes piden ayuda.
Mónica afirma que nunca cerró las puertas del espacio, pero que en los últimos cuatro años la situación se ha vuelto cada vez más crítica.
El encarecimiento de los productos alimenticios y la falta de empleo han causado estragos. Uno de los principales datos que recalca es que ahora los chicos “están enfermos”.
Allí la agrupación Barrios de Pie viene realizando trabajos de apoyo en salud y llevando adelante mediciones estadísticas que reflejan la crisis.
Según relatan, la obesidad por malnutrición, los chicos con baja estatura y los problemas de salud, se están volviendo crónicos y cada vez más graves en las nuevas generaciones.
Culpan a una dieta restringida de alimentos de como carnes, frutas, lácteos frutas y verduras y prácticamente exclusiva en harinas de mala calidad.
Hoy los padres no puede comprar pan y leche. Solo pueden ofrecerles a sus niños mate cocido y torta fritas.
En el informe realizado por Argentina Sin Hambre, se refleja la historia de este comedor, uno más que deja claro como en el país de la carne y el trigo, nuestros compatriotas mueren de hambre.