Entre octubre y noviembre de 2020, el valor de la canasta saludable de alimentos ($ 30,600) superó en 48% al monto de la Canasta Básica de Alimentos correspondiente a octubre según INDEC, para el mismo grupo familiar. Así lo planteó un estudio del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA)
Según el informe, los alimentos de mejor calidad nutricional, preponderantes en la conformación de la canasta saludable tienen un costo, medido por unidad de energía (100 kcal) más alto que los de calidad
media y los alimentos que la Guías Alimentarias para la población argentinas (GAPA) identifican como ocasionales.
Para los especialistas, en un contexto de alta inflación y en particular en alimentos, esa diferencia entre productos de distinta calidad nutricional es una señal de preocupación en materia de calidad de dieta ya que existe el riesgo de que hogares con ingresos muy limitados amplíen sus consumos poco saludables (más económicos y con menor ritmo de crecimiento) en reemplazo de hortalizas, frutas, legumbres o lácteos.
El estudio también remarcó la alta carga impositiva en alimentos.
Tomando como ejemplo una típica familia que recibe la asignación de la Tarjeta AlimentAR ($ 4000), el monto mensual prácticamente equivale a lo que esa misma familia debería pagar por IVA según la conformación de una canasta saludable ($ 4224), por lo que el subsidio alimentario se convierte apenas en una potencial, desgravación de IVA en esas familias, pero no parece conformar un incentivo efectivo para reemplazar consumos poco saludables por otros de mejor calidad.
Pero eso no es todo, respecto al programa Precios Cuidados el análisis concluyó que no se trata de una intervención sensible a la mejor nutrición, y por el contrario continúa marcando un sesgo hacia elecciones poco saludables, ya que un 45% de su listado de alimentos y bebidas corresponde a alimentos de baja calidad nutricional y solo 28% a los de calidad superior (con escasa diversidad y marcada limitación en presencia de hortalizas y frutas).
Finalmente, el estudio propone que a partir de la próxima regulación de criterios de perfil de nutrientes para el etiquetado frontal de los alimentos, que se está tratando, sería deseable una revisión de la carga
impositiva en alimentos, la continuidad del programa de Precios Cuidados y los programas de transferencia de ingresos (ej.: Asignación Universal por Hijo -AUH- y Tarjeta AlimentAr) incorporen lineamientos homogéneos sensibles a una nutrición y canasta saludable en la población en general
y en particular en los hogares y niños en situación de vulnerabilidad de su seguridad alimentaria.